Valparaíso es y será uno de los puertos principales de Chile, una joya del pacífico como muchos la cantan, pero que sus propios habitantes no pueden disfrutar del todo. Sin duda que este puerto que amarra como el hambre, ha sido uno de los polos del desarrollo de la economía nacional y que siempre ha demandado una modernización y mejoramiento en todos los sentidos, tanto técnicos como de armonía con los múltiples cerros de Valparaíso.
Los que han visitado el puerto en varios periodos de años, habrán notado que el “caracho” de la ciudad está cambiando rápidamente, y gran culpa tienen las inmobiliarias, que en nombre del desarrollo, y por sobre todo de las ganancias de sus cuentas corrientes, han intervenido muchos cerros para construir grandes edificios que no pertenecen a la cultura de los porteños. En ese atentado al derecho de la vista al mar, que antes todos tenían, y que hoy, por los grandes elefantes blancos, se tienen que conformar en vivir en las sombras, también son culpables las autoridades de turno que NO HICIERON NADA, PERO NADA para impedir este atropello a las miles de familias.
Es importante decir, que nadie aquí se opone a la modernidad y mejoramiento del puerto, por el contrario, muchos han sido los paros y protestas que han tenido a los trabajadores portuarios, a los pescadores artesanales, a los pobladores de los cerros y los agregados estudiantes, para lograr sus reivindicaciones históricas, pero al parecer la voz de los porteños pesa mucho menos que un puñado de monopolios y empresarios.
Por ejemplo, el polémico Mall Barón, que ha tenido a la comunidad en alerta por un lado, y a los empresarios de las inmobiliarias sobándose las manos por el otro. El pomposo proyecto del borde costero, aplaudido por todas las autoridades locales de turno (Nueva Pillería y Alianza por Chile) junto a los empresarios de EPV en un festín del botín a la cual, como de costumbre, no fue invitada “la chusma” porteña, NO considera a la ciudad de Valparaíso como resguardo de un patrimonio histórico, natural y cultural, tampoco considera el resguardo a uno de los actores económicos principales de nuestra cultura, como los pequeños locatarios, que no tienen las mismas herramientas para competir en condiciones de igualdad con los Mall y Mega supermercados, sumado a los mencionados proyectos inmobiliarios, y finalmente, por ser un proyecto excluyente de la opinión de la mayoría de los porteños, que teniendo sus propias necesidades, intereses y anhelos sobre la ciudad puerto no fueron tomados en cuenta ni mucho menos acogidas sus propuestas.
Pero a todos estos males, aun no se hace posible enfrentar verdaderamente unidos como “izquierda” porteña a los monopolios y autoridades del capital, y creemos que este es uno de los grandes factores para que sólo vean la luz los proyectos empresariales, mientras que los proyectos populares sigan guardados por ahí.
Por tales razones, y muchas más, vecinos del puerto, organizaciones sociales y políticas, que se reclaman desde las reivindicaciones populares, desde su lucha contra el Neoliberalismo, es que debemos trabajar sinceramente por impulsar la unidad y conformación de un gran bloque de oposición popular, capaz de aunar las propuestas, proponer un programa de trabajo y participación de los porteños, porque solamente así es posible que podamos seguir viviendo en nuestro Arcoíris de múltiples colores y gritar Valparaíso de mi amor!!
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