martes, 17 de febrero de 2015

EL ESTADO DE CHILE, SU CARÁCTER Y LA LUCHA POR LA ASAMBLEA CONSTITUYENTE AUTOCONVOCADA

Eduardo Artés Brichetti
Primer Secretario del
Partido Comunista (Acción Proletaria)
PC(AP)
En la historia de Chile el Estado y dentro de él, las constituciones políticas por la que se ha regido él mismo, como es natural, ha tenido y servido a la clase en el poder, a la oligarquía, a las diversas fracciones de la burguesía, especialmente de la gran burguesía aliada o mejor dicho aún, sometida a los dictados del capital imperialista, particularmente yanqui.

El Estado nunca es neutral, al contrario, representa claramente intereses de clase, que defiende a través de la institucionalidad, de las leyes y particularmente de la ley madre, la constitución.


El Estado se blinda con instituciones que van desde las Fuerzas Armadas y policiales, hasta los tribunales de justicia, pasando en el caso de Chile, por el Parlamento, Contraloría General de República y es auxiliado por la alta jerarquía eclesiástica, agrupaciones empresariales y gremiales de los grandes capitalistas.

La fuerza de costumbre y el legalismo, son elementos que sirven para ver al Estado (órgano de opresión de una clase sobre otra) como “neutral” y ayudan al sometimiento de los trabajadores y pueblos al mismo.

En nuestro país, entre 1970-1973 en el años que gobernó el Presidente Salvador Allende, una parte del Estado, el gobierno (Poder Ejecutivo) paso a manos de las fuerzas democráticas antiimperialistas, que buscaban la transformación desde de su interior, en beneficio de las mayorías nacionales, de la soberanía popular y nacional, las otras partes, el Parlamento (Poder Legislativo), los Tribunales de Justicia (Poder Judicial) y la Contraloría General de la República, continuaron en manos de los sectores conservadores, reaccionarios y pro-imperialistas.

Por otro lado, el hecho que el Presidente Salvador Allende tuviera un programa democrático y popular que buscaba transformaciones estructurales, en ningún caso, significó que ni siquiera el aparato administrativo del gobierno, la forma del mismo, ni su burocracia actuara consecuentemente con él, ni mucho menos.

A partir del golpe de Estado militar fascista de 1973, todo el aparato del Estado de Chile, sin contrapesó, se puso al servicio absoluto del gran capital, de la explotación y opresión del capital imperialista y criollo, usando para ello al “pilar fundamental del Estado burgués”, a las Fuerzas armadas y de orden quienes actuaron salvajemente contra la población Chilena.

Los pequeños espacios de democracia y reconocimientos de ciertos derechos logrados por  la clase obrera y pueblos de Chile, con lucha heroica fueron borrados de una plumada, el golpe sangriento encabezado por Pinochet, dejó de manifiesto cruelmente, la verdadera naturaleza y de qué forma se defiende el Estado capitalista pro-imperialista de Chile.

Desde la “vuelta a la democracia”, de democracia en la medida de lo posible o simplemente empresarial, el Estado de Chile independientemente de los gobiernos que han asumido su administración, “concertación”, “alianza” y hoy “nueva mayoría”, no sólo han mantenido el carácter de clase del Estado y profundizado su condición anti-popular, anti-nacional y pro-imperialista.

Además han reguardado la Constitución parda y fascista de Pinochet, pero aun peor,  la han modernizado, con la firma del infalible sirviente de los EE.UU, Ricardo Lagos.

El reclamo obrero y popular, las demandas del mundo social movilizado durante años, ha sostenido la bandera del término de la actual constitución pinochetista y de la realización de una Asamblea Constituyente para lograr una nueva Constitución Política, este reclamo hoy se expresa organizadamente en nuestro Frente Amplio por una Asamblea Constituyente Auto-convocada.

Seguramente el lector estará preguntándose, para que una nueva Constitución, si al final eso NO va a cambiar el carácter del Estado, y tiene toda la razón. Es cierto que lo central y fundamental es el carácter del Estado, en nuestro caso reaccionario y pro-imperialista, sólo hay un “pequeño” o gran problema a solucionar, ¿Cómo horadamos al Estado actual? y aquí  sin duda, el combate por una Asamblea Constituyente Auto-convocada construida desde las demandas concretas de los trabajadores y pueblos de Chile, cobra total importancia.

Hoy se trata de abrir espacios de UNIDAD y MOVILIZACIÓN popular tras el objetivo político de imponer una Constitución Democrática, anti-imperialista y popular que ponga en crisis total, al aparato estatal burgués y pro-imperialista, creando así las condiciones reales de fuerza para alcanzar la re-fundación de Chile, la Patria Nueva, la nueva sociedad, el Socialismo.

¡Asamblea Constituyente Autoconvocada, paso necesario para un Estado, para un Estado Independiente, Democrático Popular y Socialista!



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