En respuesta a una invitación realizada por Organizaciones Sindicales, Laborales, Vecinales e Indígenas Originarias Campesinas de Bolivia, representantes de los pueblos de Chile (destacándose una importe delegación del pueblo - nación Mapuche), como es la Unión Bicentenaria de los Pueblos (de la cual formamos parte junto a varias organizaciones, el PC(AP)) nos hicimos presentes y trabajamos junto a varias delegaciones de otros países de Latinoamérica en el Encuentro Internacional: “Seguridad Alimentaria con Soberanía en Las Américas”. Realizada en forma paralela a 42 asamblea general de la OEA en la ciudad de Cochabamba Bolivia.
Lo primero es destacar la fraternidad de los compañeros de Bolivia, hacia las delegaciones extranjeras y claro, sus esfuerzos por conocer las experiencias que en pos de la lucha por la soberbia y el antiimperialismo se desarrolla en otros países latinoamericanos. Lo segundo es decir que vivimos en carne propia, observamos, la dinámica de los pueblos y trabajadores de Bolivia, que con la seguridad de ser parte y actor principal de su propia liberación, nos mostraron la nueva Bolivia democrática, antiimperialista, soberana, que proclama el Socialismo como la sociedad a alcanzar y construir.
Fuimos testigos directos del discurso valiente, con el cual señalo caminos el Presidente de la República Plurinacional de Bolivia, compañero Evo Morales, durante la apertura de la 42ª Asamblea de la OEA, él fustigo y desenmascaro las practicas de dominio, de desigualdad, que han llevado y llevan adelante los imperialistas, particularmente el imperialismo yanqui. Evo morales no solo se quedo en la denuncia sino que señalo como pasos imprescindibles entre otros que: 1- Cambie la OEA que deje definitivamente de ser la oficina de las colonias de los EEUU o sino que muera. 2.- Reformar de inmediato la Comisión Internacional de Derechos Humanos (CIDH) de manera de terminar con el privilegio de los EEUU, principal violador de los Derechos Humanos en el mundo, de no someterse a la misma y sus dictámenes y 3- Termino del llamado “Tratado Interamericano de asistencia Recíproca TIAR”. Por ser un tratado de dominación imperialista y 4- Salida soberana al mar para Bolivia y reintegro de las Islas Malvinas a Argentina.
Los trabajos del Encuentro Internacional: “Seguridad Alimentaria Con Soberanía en Las Américas” se desarrollo en torno a 5 temas: a) Seguridad Alimentaría con Soberanía b) cambio Climático, c) Integración de nuestros pueblos y d) Profundización de la democracia deliberativa y participativa. Los delegados de Chile entre ellos Eduardo Artés, Luis Aravena y Valdemar Sanhueza dirigentes del Partido Comunista Chileno (Acción Proletaria) PC (AP) trabajamos en todas las comisiones, participamos en todos los actos del evento, como fue entre otros el saludo de democrático, de soberanía y antiimperialista que entregará al mismo, el Presidente del Ecuador Rafael Correa.
Para el Partido Comunista Chileno (Acción Proletaria) PC (AP) solo le queda reafirmar lo justo que es estar junto a los procesos progresistas, democráticos y antiimperialistas que recorren nuestro continente y el mundo, este no solo es un deber de los comunistas, sino que una vital oportunidad de apuntar hacia la profundización de los mismos, hacia la superación revolucionaria del capitalismo.
Los movimientos de masas profundos sobre los cuales se afirman los gobiernos democráticos, populares y soberanos, reclaman la presencia comunista y revolucionaria, nosotros estamos en ellos. En Cochabanba estuvimos aprendiendo de las masas populares de Bolivia, del proceso que llevan adelante dirigidas por el presidente Evo Morales y llevamos a ellas nuestras intervenciones y aportes, nuestra literatura marxista-leninista, allí circulaban libremente en las manos de los participantes, El Remolino Popular, Fuerza de Mujer, La Mochila, Northstar Compass, Unidad y Lucha Sindical, el libro de Stalin “Fundamentos del Leninismo”, el libro “A cien años del nacimiento de Kim Il Sung” y otros folletos publicados por el PC(AP); las banderas del PC(AP) flamearon desde y junto a los dirigentes sociales y políticos de la Bolivia Soberana, para ellos, para su generosidad y destacado espíritu latinoamericanista e internacionalista nuestro más grande reconocimiento.
Comisión Nacional de Comunicaciones
Partido Comunista Chileno (Acción Proletaria)
PC (AP)
PONENCIA, PRESENTADA Y LEÍDA POR EL
CAMARADA EDUARDO ARTÉS
Saludamos fervorosa y fraternalmente el Encuentro Internacional: “Seguridad Alimentaria con Soberanía en las Américas”, muchas gracias por invitarnos y recibirnos en esta Bolivia soberana, en el Estado Plurinacional de Bolivia.
Eduardo Artés
Integrante de la Unión Bicentenaria de los Pueblos – Capítulo Chileno
Compañeros y compañeras:
Hemos asumido decir algunas cosas en torno al tema: “Profundización de la democracia deliberativa y participativa”, y lo primero que queremos compartir es que desde los pueblos, desde sus aspiraciones, reivindicaciones y luchas, desde la gestión popular, la DEMOCRACIA (con todo lo que ello significa), no es DEMOCRACIA si no cumple con las características de ser deliberativa y participativa como la convocatoria nos pide.
A simple vista y, dado el caso que quien expone en estos momentos proviene de un país con un sistema que es cualquier cosa menos un ejemplo de democracia (ni aún en el sentido burgués de la misma), podría resultar pretencioso que abordemos este tema, pero justamente, porque NO tenemos DEMOCRACIA en Chile, es que estamos interesados en exponer algunas reflexiones sobre nuestro objetivo. Por otro lado, sí, tenemos un acumulado histórico de luchas democráticas, con espacios y triunfos alcanzados y perdidos después, así como importantes experiencias y movilizaciones de carácter democráticas, por la soberanía y la justicia social, las que son nuestro sustento y moral para compartir con ustedes.
Entre los años 70 y 73 del siglo pasado, durante el gobierno del Presidente Salvador Allende, Chile y su pueblo alcanzó la mayor amplitud de democracia burguesa en toda su historia. Ésta y sus formas hicieron posible la más amplia organización y movilización de los trabajadores y pueblos de Chile, lo que en un proceso de profundización, se expresó en la construcción de nuevos órganos de lucha, con el objetivo de lograr lo que la época exigía: el poder popular. Consecuentemente con ello, surgieron los comandos comunales y los cordones industriales, los cuales constituyen en su momento un avance gigante en el ejercicio de la democracia a nivel de base; todo por cierto, a contrapelo, enfrentando y superando las formas organizativas, ideológicas y políticas “tradicionales” existentes hasta ese momento en los obreros y masas populares. Esto era vital dado que sus direcciones, estaban corroídas por el gris de la manipulación y sectarismo sin perspectiva de poder nuevo, es decir sin la perspectiva del poder democrático popular y socialista.
Las más variadas y amplias expresiones de la gestión, organización y politización de las masas populares, al avance de formas democráticas a nivel de base (con sus ejercicios y manifestaciones deliberantes y participativas), vivía una aguda lucha contra la vieja sociedad, contra los intereses oligárquicos y reaccionarios que se resistían y se negaban a abandonar el escenario de la historia. Las posiciones de poder que mantenían (el poder legislativo, judicial, FFAA), las organizaciones empresariales y financieras, el manejo y la manipulación de grandes medios informativos y mediáticos, les permitió una contrarrevolución deliberaba, llegando a acciones y maniobras criminales, canallescas y brutales, todo en el marco y nombre de la “democracia”.
El análisis de lo acaecido en Chile durante los años del gobierno democrático y antiimperialista del compañero Salvador Allende, nos muestra que la reacción y los golpistas obedecían a un bastón único de mando: la CIA. Por esa vía existía unidad, coordinación y correspondencia en las diversas acciones subversivas y antidemocráticas que llevaban adelante, incluso la utilización de gremios como los médicos, mineros del cobre de la división “El Teniente”, transportistas, etc. Los reaccionarios no se detuvieron ante nada para (como ellos decían), “recuperar la democracia”, su democracia, la democracia de la oligarquía, del gran capital, de las empresas imperialistas.
En el seno de las masas populares no se alcanzó a unificar una dirección política clara y revolucionaria mediante el ejercicio de la democracia popular, es decir, de la deliberación y participación, a lo cual (con respeto a los convocantes) agregamos el concepto de resolutiva para, a partir de ahí, lograr una sólida política y acción social común para enfrentar a los reaccionarios y sus andanzas golpistas.
Hemos aprendido a golpes, a costa del derramamiento de la sangre de nuestros hermanos y pueblos, que la democracia no es un concepto abstracto, ni mucho menos imparcial que pueda verse al margen de quien la reclama, ya sean las fuerzas avanzadas de la sociedad o los sectores reaccionarios. Es más, la democracia adquiere y debe adquirir necesariamente el sello de quien la sostiene, de a quiénes defiende y representa. Los trágicos acontecimientos de 1973 en Chile, el golpe militar fascista ordenado y monitoreado y apoyado por el imperialismo yanqui directamente, son a nuestro parecer, una fuente importante de enseñanzas y conclusiones que pueden servir al conjunto de los pueblos, los que en pleno siglo XXI, luchamos por la Soberanía, la Democracia Popular y el Socialismo.
A partir septiembre de 1973 hasta la fecha y, desde un punto de vista social y político, considerando la plena dictadura del capital imperialista y la institucionalidad impuesta desde el poder fascista, sólo podemos decir que en Chile no existe democracia, ni siquiera en su significado burgués. La gobernabilidad está basada en la imposición fraudulenta e inconsulta, de la llamada constitución política de 1980, la que nos es otra cosa que un bando militar más, con la cual, la junta fascista gobernó al país desde 1973; declarando derogada la constitución política vigente desde 1925. Constitución política que, a pesar de que no tuvo su origen en una Asamblea Constituyente, a esas alturas había incorporado elementos democráticos impuestos por medio siglo de grandes luchas y avances populares.
Chile, sus pueblos y los trabajadores siempre han sido amantes de la libertad, del progreso y de la democracia, es por ello que los fascistas tuvieron que actuar con particular crueldad y criminalidad para imponer y asegurar su poder. Ellos extendieron masivamente al conjunto de la sociedad, su forma vertical no deliberante ni participante y de obediencia ciega, que siempre ha existido dentro de los cuarteles militares en Chile. Esto es de vital importancia, ya que impuso en forma dominante, una forma de entender la relación entre autoridad y pueblo, entre dirigentes y dirigidos, lo que no solo se ha manifestado en la relación entre los ciudadanos e instituciones estatales, sino que ha generado efectos absolutamente negativos en el seno de las orgánicas populares, sociales y políticas. Esto último es lo que más debe importarnos a la hora de avanzar en el desarrollo de la DEMOCRACIA POPULAR, de la DEMOCRACIA que ponga en las manos de las mayorías el poder de la deliberación, participación y resolución soberana sobre su realidad social y política, sobre cómo queremos que sea nuestra sociedad y nuestro país.
Son de conocimiento público las grandes y heroicas movilizaciones populares que desplazaron al régimen de Pinochet del gobierno, que se diferencia mucho y está muy lejos de decir que fue desplazado del poder; por el contrario, el pinochetismo, su herencia antinacional y antidemocrática, no sólo quedó intacto en la institucionalidad, en el modelo económico, en la doctrina de seguridad nacional y de enemigo interno de las FFAA, en los tratados económicos, militares y culturales de sumisión al imperialismo yanqui en particular y, al capital imperialista en general, sino que fue asumida y desarrollada por los sucesivos gobiernos de la concertación. A pesar de esto, esta agrupación de partidos se proclama antifascista y antipinochetista e incluso ha especulado arrogantemente con ser depositarios del legado “republicano y democrático de Chile” y algunos del propio presidente mártir, de Salvador Allende.
Es pertinente detenernos y buscar la explicación del por qué los partidos de la concertación que cuentan con varios mártires, con luchadores caídos en el combate contra la dictadura; sin grandes traumas y sin rebeliones significativas de sus bases militantes abrazaron e hicieron suyas la herencia dictatorial. La explicación, sin duda, tiene mucho que ver con la falta de democracia deliberativa, participativa y resolutiva en la vida de esas agrupaciones, de sus bases militantes, en la forma de pensar y de entender la relación entre la base y la dirigencia, la cual no ha sido muy distinta a la manera de pensar autoritaria fascista, que extendió la dictadura de Pinochet al conjunto de la sociedad chilena, hasta hacerla dominante.
Hoy vivimos en Chile una explosión de movilizaciones populares, destacándose entre otras la de los pueblos originarios, particularmente de la Nación Mapuche, la de los trabajadores de distintas ramas productivas, los cuales a pesar de que las organizaciones sindicales tradicionales o principales pasan por su peor momento (con casi nula capacidad de convocatoria), dan distintas luchas por sus derechos principalmente económicos. Están también las del mundo ambientalista, de zonas y localidades enteras del país que se alzan y, claro, la de los estudiantes, que ha remecido y remece la vida nacional. Ellos, a partir de una demanda concreta, como es la de enseñanza masiva, de calidad y gratuita, han colocado en el centro la demanda principal: avanzar hacia una nueva sociedad, partiendo por una Asamblea Constituyente y una nueva Constitución, que permita la nacionalización o renacionalización de los recursos naturales, particularmente del mineral del cobre. Con creatividad revolucionaria, el movimiento estudiantil ha asumido y desarrollado el concepto de democracia deliberante, participativa y resolutiva.
Podemos decir que hoy, en Chile, tenemos una nueva oportunidad para dar un salto adelante en la comprensión y desarrollo del concepto de democracia, dándole un contenido superior, popular, deliberativo, participativo y resolutivo. Esta es una gran oportunidad de sobrepasar la democracia de los “acuerdos”, de la “gobernabilidad”, del formal y amañado ejercicio de votar por candidatos a puestos institucionales del Estado oligárquico, en elecciones que más que medir posiciones políticas e ideológicas, programas y propuestas concretas y de sociedad, miden los tamaños de las cajas económicas con las que cuentan los candidatos.
El acumulado de experiencias pasadas y nuevas y, principalmente las demandas democráticas populares y revolucionarias de amplios sectores de los pueblos de Chile, hablan y ponen en el centro el desarrollar desde la práctica social el concepto de la democracia que queremos y necesitamos. Es imperioso y urgente que todo aquel que se reclame desde los trabajadores y pueblos de Chile, desde las demandas sociales y políticas, nos atrevamos a dejar de lado cualquier modelo de democracia proclamado como el único e insustituible por las potencias imperialistas, por los imperialistas yanquis y los europeos occidentales, este es nuestro desafío, tras él vamos y no descansaremos hasta su logro.
Agradecemos a ustedes compañeros de Bolivia y del resto de Latinoamérica por permitirnos escucharlos y reconocer en sus exposiciones formas y caminos que nos ayudarán a alcanzar el éxito en Chile, en la lucha por una patria nueva, Democrática Popular y Socialista.
Muchas gracias.
Eduardo Artés: Es Primer Secretario del Partido Comunista Chileno (Acción Proletaria),
PC (AP) y en esa calidad es miembro dirigente de la Unión Bicentenaria de los Pueblos –Capitulo Chileno.
Encuentro Internacional: “Seguridad Alimentaria con
Soberanía en Las Américas”
1 comentario:
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