lunes, 14 de abril de 2014

La Industria Forestal Chilena: Ganancia Millonaria a Costa Del Empobrecimiento y Destrucción Del Pueblo Mapuche

Hace algunas semanas se publicó un trabajo investigativo de gran relevancia (“Pueblo Mapuche y recursos forestales en Chile: Devastación y conservación en un contexto de globalización económica”, de los autores José Aylwin, Nancy Yáñez y Rubén Sánchez), que viene a refrendar una serie de investigaciones y denuncias en la materia, y que -como era de prever- ha sido debidamente silenciado por los principales medios de comunicación. En efecto, dicho trabajo pone en evidencia la crítica situación que padece el pueblo mapuche en la provincia de Arauco, Malleco y Cautín en las Regiones del Bío Bío y de la Araucanía, a raíz de la presión ejercida en su contra por parte de las grandes empresas forestales, las que a lo largo de su proceso de expansión en los últimos 30 años, han usurpado los territorios ancestrales de las comunidades, generando además de su empobrecimiento, la devastación de los recursos naturales y del ecosistema en general en el que se desarrolla su existencia, afectando su identidad misma como pueblo. 

A este respecto, es preciso dar cuenta de las conclusiones de estas investigaciones, que permite dar cuenta de uno de los principales factores que ha generado el conflicto entre el pueblo mapuche y el Estado y los grandes empresarios chilenos. En efecto, la evidencia nos muestra como los grandes grupos forestales, ligados principalmente a la familia Matte y Angelini, en los últimos 35 años han ido paulatinamente ocupando los territorios ancestrales de las comunidades mapuches, arrasando con la vegetación nativa para reemplazarla por monocultivos de pinos y eucaliptus, alterando y afectando negativamente la existencia de las comunidades Mapuche. La raíz de este proceso, tiene su origen, fundamentalmente, cuando bajo la dictadura fascista —a mediados de los años 70— se dejó sin efecto la reforma agraria llevada a cabo por el Gobierno de Allende (que había restituido en parte a las comunidades Mapuche las tierras históricamente usurpadas), devolviéndole la tierra a los antiguos latifundistas (muchos de los cuales transfirieron las tierras a las empresas forestales) y por el hecho de que se privatizaron vastas extensiones de territorios fiscales para entregárselas a grupos empresariales forestales, sin importarle ni considerar que dichas extensiones de terrenos eran ancestralmente aprovechadas económicamente por las comunidades Mapuche. Lo anterior, no tardó en repercutir a las comunidades Mapuche aledañas a las forestales, las cuales comenzaron a partir de aquel entonces a sufrir un deterioro progresivo en sus condiciones materiales de vida, puesto que la tradicional actividad económica de las comunidades basada en la horticultura, pastoreo de animales y recolección de plantas se vio brutalmente trastocada por la privación de los territorios que pasaron a manos de las forestales y por la repercusión de las mismas actividades forestales sobre sus comunidades. Paralelamente, las ganancias de las empresas forestales aumentaron explosivamente, las cuales se vieron beneficiadas además por el Decreto Ley 701, por medio del cual el Estado Chileno ha subsidiado la plantación de pinos y eucaliptus a dichas empresas (subsidio que desvergonzadamente hasta el día de hoy se mantiene vigente). De esta manera, las empresas forestales, altamente beneficiadas por la privatización de bienes fiscales y de tierras Mapuche, por los subsidios entregados por el Estado y por el empleo de una mano de obra barata en la explotación forestal, empezaron a ejercer presión sobre los territorios de las comunidades Mapuche vecinas para efectos de expandir las plantaciones forestales y aumentar las ganancias (de hecho en la actualidad, el gremio de las grandes empresas forestales, CORMA, ha afirmado públicamente que para sostener el crecimiento de la industria hay que expandir en ¡¡2 millones de hectáreas!! la superficie de plantaciones, lo cual obviamente significa una mayor amenaza para las comunidades). Ante esta presión y debido al empobrecimiento por la privación de sus territorios ancestrales y por la actividad misma de las forestales, muchas comunidades Mapuche (así como también pequeños campesinos chilenos que también se han visto afectados) se han visto constreñidas a enajenar sus tierras o entregarlas en arriendo a las empresas forestales, convirtiéndose los mismos Mapuche en asalariados de dichas empresas, lo que ha socavado aún más sus condiciones materiales de vida (dentro de los sectores de trabajadores asalariados del país, uno de los ámbitos peor remunerados y de peores condiciones laborales es precisamente el del rubro forestal). De esta forma se entiende, tal como muestran las investigaciones, que las comunas con mayor índice de pobreza del país se encuentran en las provincias de Arauco y Malleco, comunas donde, coincidentemente, se encuentra proporcionalmente la mayor superficie de plantaciones forestales.

No obstante, las consecuencias negativas generadas por la privación de los territorios ancestrales de las comunidades Mapuche y por el desarrollo de las empresas forestales no se detiene ahí, puesto que tiene otra arista, que ha redundado aún más en su empobrecimiento y en su pérdida de identidad como pueblo, y que por lo demás ha afectado severamente el patrimonio natural del país. En efecto, la actividad forestal de las grandes empresas ha generado severos problemas medioambientales, lo que ha repercutido negativa y directamente en las condiciones económicas de los Mapuche, así como en su calidad de vida. Esto porque la actividad forestal basada en la sustitución de la vegetación nativa para reemplazarla por plantaciones de pinos y eucaliptus, genera una serie de efectos devastadores para el ecosistema no solo del lugar donde se encuentran las plantaciones, sino que también de los territorios aledaños ocupados por comunidades Mapuche y pequeños campesinos, que se resumen en: la pérdida de biodiversidad; deterioro del humus o tierras orgánica del suelo forestal y aledaño (el monocultivo forestal genera la acidificación de la tierra); deterioro del suelo y afectación de las condiciones de vida de las comunidades aledañas a las forestales, debido a la aplicación constante de pesticidas a las plantaciones; y el vaciamiento de las napas de aguas subterráneas (especies como el eucaliptus, es calificada por los ingenieros forestales como una verdadera “bomba de agua”, que para su crecimiento succiona todo el agua de las napas subterráneas, produciendo como efecto el secamiento del terreno). Todo lo anterior, ha conllevado al deterioro progresivo del ecosistema ocupado por las comunidades Mapuche, lo que en términos materiales se ha traducido en que estas tierras se han vuelto improductivas, dificultando el desarrollo de la agricultura y la ganadería, afectando de tal manera las condiciones de vida de las comunidades Mapuche.

En consecuencia, podemos ver que parte importante de la expansión y éxito de la industria forestal chilena ha ido en directa correlación del empobrecimiento y sometimiento del pueblo Mapuche. Lo más brutal e indignante, es que dicha expansión ha estado apoyada por el Estado Chileno, mediante el subsidio de las plantaciones forestales y mediante el acoso, represión y criminalización de las comunidades Mapuche que se han resistido a la invasión de esta industria. Siendo familias como las Matte y Angelini, las principales beneficiadas de esta situación. Podemos entender las razones por la cuales el Estado Chileno -ya sea durante la Dictadura Fascista o durante los gobiernos de la Concertación (hoy Nueva “Mayoría”)- ha apoyado la industria forestal en desmedro del pueblo Mapuche, dado que dichas familias son las principales financistas de las campañas políticas de sus candidatos (como ha ocurrido actualmente con la electa presidenta Bachelet, financiada en proporciones siderales por dichos grupos). De la misma forma, entendemos finalmente las razones que llevan a los medios de comunicación a criminalizar la resistencia pueblo Mapuche, así como las razones que explican el ocultamiento de las desastrosas consecuencias de la industria forestal y su impacto sobre las comunidades Mapuche, puesto que es sabido que dichos medios se encuentran financiados y controlados por los principales grupos económicos del país.

Por esta y muchas otras razones hacemos un fuerte llamado a apoyar activamente la lucha del pueblo Mapuche, desde todos los sectores luchadores de la sociedad, sin intervencionismos, desde y para las reivindicaciones de los Mapuche, evitando acciones caudillistas que ayuden a la criminalización de esta heroica lucha, solo así lograremos ser un apoyo real hacia la Nación Mapuche contra los atropellos de la institucionalidad chilena.

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